Mientras esto ocurría en las calles de todo el estado español, hizo su aparición el espíritu de la épica y la España de los balcones se daba cita todos los días a las 20:00 para aplaudir a sus nuevos héroes, los sanitarios, a medida que el confinamiento avanzo y con ello el cansancio, se fue dando paso a la España de las cacerolas y empezaron las protestas.